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El Tai Chi: el motor de energía y alegría en la vida de Tolentino Montes

Tolentino Montes, un carpintero y cantante de corazón, nos comparte cómo el Tai Chi le devolvió la vitalidad y la alegría a su vida. Antes, la soledad se había instalado en él, pero el Tai Chi llegó como un soplo de aire fresco, un respiro de alegría que lo llenó de energía y esperanza.

“Antes mi cuerpo andaba medio duro, pero desde que empecé a practicar el Tai Chi, me siento mucho mejor, el Tai chi me rejuvence, me levanta la moral, me vuelvo más rápido parece”, cuenta Tolentino con una sonrisa. El Tai Chi le devolvió la movilidad, la agilidad y la fuerza que creía perdida.

El Programa de Tai Chi promovido por la Asociación UNACEM con el apoyo de UNACEM, se realiza desde hace 6 años en La Unión Leticia, provincia de Tarma. Está dirigido a adultos mayores con la finalidad de enseñarles prácticas que con tribuyan con su bienestar físico y mental.

“Antes no me movía tanto, desde que llegó el Tai Chi, puedo dar mis saltos y todo”, exclama con orgullo. El Tai Chi no solo lo rejuveneció físicamente, sino que también le devolvió la alegría de moverse, de bailar, de cantar.

“Me gusta mucho el grupo donde participo, me gusta que seamos amigos, que estemos todos alegres, me gusta levantar la moral a mis compañeros”, dice Tolentino, describiendo la comunidad que encontró en el Tai Chi. La amistad, la alegría y la conexión con otros adultos mayores le llenaron la vida de un nuevo significado.

“Yo canto y en este grupo tengo un espacio donde puedo mostrar algo que me gusta hacer, me siento muy contento cuando todos me aplauden y valoran lo que hago”, nos cuenta con emoción. El Tai Chi le brindó un espacio para expresar su talento, para sentirse valorado y para compartir su pasión por la música.

“Luego de ir al Tai Chi, aunque yo vivo sólo, vuelvo contento, feliz, me dan ganas de cocinar de hacer mis cosas me levantan mucho la moral y me hacen sentir menos solo, porque tengo amigos y amigas que siempre incluso están preguntando por mi, y eso me alegra mucho”, confiesa Tolentino. El Tai Chi le brindó un espacio de conexión, de amistad, de alegría y de compañía, convirtiéndose en un bálsamo para su soledad.

La historia de Tolentino es un testimonio del poder transformador del Tai Chi. No solo le devolvió la salud física, sino que también le llenó la vida de alegría, amistad y propósito. El Tai Chi se convirtió en un respiro de juventud, un nuevo comienzo para Tolentino, un nuevo ritmo para su corazón; y, así como él, otros 72 adultos mayores de La Unión Leticia y Condorcocha participan de este programa, cada uno con una historia inspiradora.